Domingo XXVII

Domingo vigesimoséptimo

Entrada: Queridos hermanos: Cristo revela que "Dios es amor", y, optando por integrar una familia, la eleva a la dignidad de Iglesia Doméstica. 

    Nos ponemos de pie. Cantamos: 

1ª lectura: Pertenece a la naturaleza humana el que el varón y la mujer busquen el uno en el otro su reciprocidad y complementariedad.

    Escuchamos con atención. 

2ª lectura: El que santifica y los que son santificados tienen todos un mismo origen.

Evangelio: Jesús recuerda que el amor conyugal es la donación recíproca, fiel y exclusiva, entre un varón y una mujer.

    Nos ponemos de pie. Cantamos el Aleluia.

Oración universal: Jesús, evangelio del Padre, óyenos.

1- que la Iglesia te reconozca como el primer y más grande evangelizador enviado por Dios-Padre...

2- que los esposos asuman su vínculo, con entrega y fidelidad...

3- que el amor matrimonial esté abierto a la vida y a la educación cristiana de los hijos...

4- que el vínculo conyugal, asumido en el sacramento del matrimonio, signifique la unión de Cristo con su Iglesia...

5- que el amor esponsal encuentre en la gracia de Jesucristo, su purificación, alimento y plenitud...

Dones: Ofrecemos también el deseo de que la persona descubra en la familia los motivos y el camino para pertenecer a la Familia de Dios.

    Cantamos:

Comunión: Jesús ayuda, sobre todo a los matrimonios, a superar los problemas, a sanar las heridas, y abre caminos de esperanza.

    Cantamos:

Despedida: La Sagrada Familia de Nazaret, bendiga, sostenga y acompañe a todas las familias en su caminar en la fe y en el amor.

    Mientras nos retiramos, cantamos: